me desperté murmurando tu dni

me desperté murmurando tu dni no tu nombre no tu apodo


me desperté murmurando tu dni

no tu nombre
no tu apodo
no suspirándote:
recitando,
de memoria,
uno a uno,
los ocho
números 
de 
tu
d
n
i.

quizás dudé.
hacia el final, 
dudé:
¿eran dos nueves?
eran.


el archivo de nuestros sentimientos
puede recorrerse con la lupa del chat.

allí fui, a confirmar: lo sé de memoria.
ahora que para qué, sé tu dni.


te podría buscar 
en cualquier comisaría,
en cualquier hospital.
rescatarte de no volver 
del olvido, pagar 
tus cuentas, lidiar
con tus trámites,
con tu obra social
con todas tus deudas...


no tu nombre,
no tu apodo,
no un gemido
con todo eso.
ocho números
desordenados
y el cambio
reciente:
cómo llamarte
en los bordes 
del hogar
entre países
o universos
que no son
acá, en mi
cama inerme.